Es un enfoque terapéutico científicamente probado, orientado a la acción, en la que el terapeuta y el paciente trabajan en equipo para identificar y resolver problemas. Ayuda a entender lo que pesamos acerca de nosotros mismos, de otras personas y del mundo que nos rodea. El tratamiento se basa en la modificación de estos patrones de pensamiento, de modo que se obtenga la modificación del comportamiento y el estado emocional.

Es un modelo que ayuda a una rápida solución de los problemas. Considera al paciente como una persona con recursos, fortalezas, competencias, talentos y capacidades adaptativas para afrontar su situación; el terapeuta refleja estos recursos a fin de que el paciente pueda encontrar en conjunto con el terapeuta soluciones para aceptar y manejar más adecuadamente los conflictos consigo mismo y con el entorno.